Al fin he llegado al borde del abismo... y abajo el mar cuyas olas no se apiadan de mi, arriba el cielo cuyas nubes me recuerdan al tiempo... que ya no tengo. Atrás los perros me hablan, a los lados los cangrejos me muestran su rumbo. Este y oeste, un palacio y un panteón, una lágrima y un contenedor.
A veces es tarde, a veces el perfume de la melancolía te hace lamentarte por la vida, a veces, amaneces con ganas de llorar... a veces tienes algo de razón, a veces susbsite en ti la fe; pero a veces también te arrastra el deprimente remolino de la incertidumbre y de la desesperación, hasta que estás respirando con dificultad y entrecerrando los ojos para dilucidar una figura distante de... nadie.
Al fin he llegado al borde del cinismo, del descaro... todo en lo que creí se vuelve en mi contra, sigo creyendo ¡sigo errando!... sigo sufriendo ¿cuánto falta para agonizar?, cerraré los ojos para encerrar mis lágrimas, cerraré la boca para no gritar, no lamentar mi decisión, abrazaré mi cuerpo para no estar sola... sólo un paso,sólo uno... solos.