y cuando no tengo escapatoria, me entrego al verdadero ocio. No puedo dejar de escribir, donde sea, como sea... al final todo termina en la basura ya sea un papel en la cesta o letras en pantalla que sólo son fáciles de ignorar. Pero porqué no puedo ignorar esto que siento, todo este lío, toda esta confusión, esta tortura que llamo reflexión, mejor sólo dejo que mis oídos se dejen penetrar por la melodía, mejor dejo que lo que me callo se consuma mi corazón o lo que de él queda. Cuánto más, cuantos mas... días, enojos, desengaños.
Susurros, besos, secretos y olvido.
A las letras no les tengo miedo, quizás sí a las palabras que salen de mi boca.
Insisto qué corta es la vida.
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