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lunes, 3 de junio de 2013

junio 02 de 2013

Así son las historias amargas en ocasiones muestran todo lo que un niño quiere ver para sonreir,   un inicio formidable y nos muestran sueños… pero las verdaderas lágrimas, y la sangre, el dolor y la desesperación no salen con alta resolución porque no brindan el engaño de la felicidad, ni el drama de la melancolía, tan sólo muestran la sórdida realidad de lo que significa vivir cada día… la vida es sorpresiva, y el mundo, cuando quieres evitarlo se vuelve pequeño, en algún lugar muy lejos… yo sé que si muero, alguien morirá al otro lado, a la misma hora… y entonces sabré que como siempre estaré sola, aunque la vida pueda parecer mágica, las ilusiones son tan solo eso.

Al final todos somos iguales, estamos hechos de lo mismo y tenemos el mismo destino, sólo hay que andar y andar para ver qué sucede, andar en medio de todos, en medio del mundo y seguir, como sea, hasta el fin.


Ojala nadie sepa, mi devenir, porque sé que tendré como resultado, los frutos de este incesante arado… tal como lo dicen los grandes sembradores y su magnífico sentido de la predicción. Ya verán todos lo poco que siempre me importó lo que esperasen de mí, porque al final siempre fui yo, esa que en tantas ocasiones molestó por ser así, así y no de la forma esperada… 

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