Su sangre estaba embarrada por todo mi cuerpo, antes de deshacerme de su andrajosa figura decidí tomar una ducha. Entré bajo el chorro, cerré mis ojos mientras sentía la tibieza del agua, sacudí mi cabeza, y luego, abrí los ojos, me quedé anonadada, pues con mi cabello, había salpicado ese color rojizo mezcla de agua y sangre por todos lados.
Sólo podía reírme al saberle inexistente en este mundo dentro del cual algún día se creyó alguien, aunque en teoría estaba ocupando espacio, espacio bastante próximo al mío... a veces las personas toman pésimas decisiones. Me pregunto cómo es que con todo lo que pasa, las personas siguen creyendo en tantas sandeces, hay que superar los miedos, y muchas personas he conocido que le temen a cosas tan desprovistas de importancia como el pasado... el pasado no importa sino es el plano de nuestro presente, porque las construcciones de nuestra existencia pueden cambiar día a día, todo es cuestión de determinación.
La vida se puede escapar, casi de la nada, por cualquier impulso, y luego hay quienes finalizan en la chimenea de algún maniático (como yo, eso si me permiten los honores) haciendo parte del flogisto y del polvo, polvo sin rumbo. En estas cosas es mejor no fingir, así que, es mejor decirlo, sí, es placentero ver cómo alguien soberbio se deshace de una manera tan vil, no puedo negar mi naturaleza errante, y consecuentemente humana, ¡adelante! pueden juzgar, no sería la primera vez.
Total... nunca me ha importado lo que piense nadie, y así, he pasado muchos años en soledad, soledad que agradezco, porque me ha hecho ser este alguien que adoro, y que pocas veces elogio, y sabiendo lo que soy y lo que siento respecto a la masa, no me arrepiento de ser una cuasi enajenada.
Respecto al baño, fue purificador, luego salí a terminar lo que empecé... y terminé en el baño otra vez
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