Datos personales

viernes, 1 de noviembre de 2013

Compañeros de Autobús

Yo te vi desde el primer momento, y lo recuerdo aunque han pasado varios años ya. Recuerdo que cuando te vi quedé estupefacta, mi impresión fue tal que no parpadeé. Tú me lanzaste una mirada despectiva y fría, yo quise pensar entonces que no era para mí, sino que estabas enojado. Luego, dejé que siguieras tu camino aunque quería seguirte hasta cualquier parte... al verte bajar en la misma parada supe que ibamos para el mismo lugar... no creo en la casualidad, pero sí que quería esa vez.

En aquél lugar te vi más de una vez, no sé si tú a mí. Hace algunos días te conté una historia, una historia que me encanta, es bella, una historia infantil. Y aunque no tengo una memoria prodigiosa estaba segura de muchas cosas tuyas que no olvidaría, que ya no puedo olvidar. 

Mientras te contaba aquella historia infantil, recuerdo que, omitía fragmentos fundamentales, ahí va otra vez mi memoria... era la historia de un gatito, un gatito que no quería ser lo que estaba predestinado a ser, no obstante, la moraleja es que no existe el destino, que siempre depende de lo que tú hagas hoy.

Un día hizo mucho frío, tú estabas allí distante de nuevo. Luego cuando el tiempo volvió a ser la ilusión infernal que es, ya no había piel fría ni dolor de huesos porque estabas tú a mi lado, como nunca había imaginado. Hay cosas que no me atrevo a decir, porque tengo miedo, porque ya aprendí de los días que murieron.

No voy a engañarte, aunque la doble vida que tienes es para mí un engaño. No me importa, porque con todo, esa vida paralela y la que conozco, son más auténticas que todo lo que yo he sido contigo. ¿Sabes qué no hicimos? Yo también, y no sé si fue mejor, pero si yo puedo ver tu sonrisa al menos una vez por semana, entonces vale.

No creo en muchas cosas, mi falta de fe es grande, eso me atormenta, pero cuando te veo reir y ser tú mismo, puedo diferenciar de cuando finges, y siento que en la escena hay alguien más, alguien real... como yo.

Qué curioso que los momentos más trascendentales entre nosotros han acontecido en un autobús, aunque probablemente a ti te tenga sin cuidado, para mí siempre serás una especie de utopía alcanzable que me niego a vivir, sí me niego, por la torpeza que me caracteriza, la testarudez, la cobardía o por mi forma de ser que es eso y más.

Nada hay perfecto, pero tú siempre has sido cómo quiero, ¡Vaya egoísmo!.... lástima que yo nunca seré cómo quieres, ya soy así. Esta soy yo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario