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domingo, 3 de noviembre de 2013

Maestros

Maestro, es el nombre que recibe quien le dice a los demás lo que deben hacer, lo recibe de manos de quienes se creen incapaces de actuar por lo que les dicta su consciencia sino por lo que le dicta cualquier otra persona reconocida por gentes como ellos. Los maestros en efecto, se lucen con esa potestad que se les ha otorgado y no paran de decir lo que está bien lo que está mal, pero de hacer: nada hacen.

Al que dice la verdad le llaman intolerante, al que hace lo que quiere libertino y siempre juzgan el mundo. Llaman a los demás "gente hueca" pero con ese calificativo ponen en evidencia lo "huecos" que son, prejuiciosos como siempre, no pueden ver más allá de sus narices aunque se crean dueños de la verdad. Y cuando tienen razón en algo, y es irrefutablemente así, no hacen más que restregarlo en la cara de todos autorpomulgando una grandeza absurda que sólo los parias pueden ver.

No quiero sonar más como un maestro así que, simplemente dejo esto que hará que muchos piensen en el yerro de otro, como siempre, y siga venerando sin sentido esa bola de nieve de ídolos pos-modernos que refritan las verdades dichas por los clásicos y ahora son llamados "filósofos". Creo yo, que un filósofo no expone su opinión como verdad inmutable, sino como su forma de ver el mundo, sin imponerla, porque de lo contrario ¿dónde esta ese amor por la sabiduría? Actuar así, obstinada y testarudamente, es sólo una apología a la ignorancia.

En fin.

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